Timidez y fobia social

Las relaciones que establecemos con otras personas nos confrontan. Entrar en contacto con otro ser humano no es fácil, exige un acto de valor. Imperceptiblemente en cada encuentro humano se despiertan en nosotros impulsos sociales y antisociales. Ser mirado, mirar, escuchar al otro, expresar lo que sentimos, son todas acciones en que nos exponemos ante los demás. Algunas personas viven con mucha intensidad éstas experiencias y tienen dificultad para encontrar un equilibrio entre el protegerse a si mismas y el exponerse en las relaciones sociales.
¿Cuando se dice que una persona es tímida?
La palabra timidez, viene de las raíces latinas timos (miedo) e idus (cualidad), lo que significaría “cualidad de ser temeroso” y por tanto apunta a un rasgo de personalidad: una persona que tiende a experimentar miedo en determinadas situaciones. Nada de malo con eso, sencillamente una predisposición que quizás tenga que ver con la constitución corporal que se tiene, la tendencia temperamental, o el tipo de crianza o educación que se ha recibido (en ésto los ambientes excesivamente normativos y rígidos tienen mucho que ver).
El hecho es que alguién puede ser “tímido” y por tanto experimentar miedo o ansiedad ante situaciones nuevas, al hecho de tener que exponerse ante los demás (ej: hablar en público), al ser descubierto quizás en algo que la persona no quería que se supiera (un deseo, la atracción hacia alguien, una limitación personal), a ser juzgado, etc. Es decir, situaciones en que el terreno personal es invadido. Esto es completamente normal y todas las personas lo viven con mayor o menor intensidad.
Sin embargo, hay formas de enredar la cosas… y es el paso que lleva de la timidez a la fobia social.
¿Cómo afecta nuestras vidas?
Limita nuestra capacidad de relacionarnos en libertad con otras personas, tanto en el terreno familiar, de pareja, laboral, amigos, etc.
Debilita nuestra identidad en la medida en que nos mantiene esclavos del miedo, y de patrones de comportamiento negativos que se refuerzan a si mismos. Cada día la persona está más atrapada en un “juego” del cual desconoce cómo salir.
Limita o elimina las oportunidades que provienen de la actividad social
Limita nuestra capacidad atencional. Nuestra atención está “presa” en hábitos de pensamientos, emociones e imágenes internas rígidas, que nos mantienen alejados de nuestras verdaderas necesidades y anhelos.
¿Tiene solución?
Sí. La fobia social es una temática ampliamente estudiada en el terreno de la psicología, y existen procesos psicoterapéuticos efectivos que llevan paulatinamente a la disminución de los síntomas.
Existen aproximaciones farmacológicas que buscan, desde la lógica médica tradicional eliminar los síntomas. No obstante, desde una perspectiva psicológica se busca comprender cómo la historia biográfica de la persona a dado lugar a la aparición del síntoma, y en la medida en que se trabajan las causas históricas del síntoma y se desarrollan nuevos patrones de pensamiento, los síntomas externos, naturalmente disminuyen.
Primera consulta:
En una primera consulta se habla sobre los motivos que llevan a la persona a terapia. ¿Cuál es la situación exactamente?, ¿cuál es el problema específico sobre el que se quiere trabajar?, ¿por qué se busca ayuda?. Se trata de entender con el mayor detalle posible la situación que vive la persona, y el modo como ésta percibe e interpreta el problema. Igualmente se exploran los intentos de solución adelantados hasta el momento por la familia, y si éstos han sido exitosos o no.
Este primer encuentro es también un espacio para que el consultante aclare dudas y pregunte con total libertad acerca del enfoque psicoterapéutico, del proceso y fases del tratamiento, de la formación del psicoterapeuta, del número de sesiones necesarias, y de cualquier otra aclaración que resulte de ayuda en el proceso de decidir si adelantar o no el proceso de psicoterapia.
Sobre los objetivos de trabajo establecidos en éste primer encuentro, se estructurará el curso de los siguientes encuentros de trabajo.
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CARLOS GUÍO
PSICÓLOGO CLÍNICO
Psicoterapeuta. En mi práctica clínica busco ayudar a las personas a comprender su historia personal, sus creencias nucleares, imágenes internas, emociones y hábitos. Considero que la psicoterapia tiene como propósito fundamental ayudar a que las personas sean libres y fortalezcan su autonomía y creatividad.